¿Vale la pena que un niño aprenda llorando lo que puede aprender riendo?
Gianni Rodari estaba convencido de que «los errores no están en las palabras, sino en las cosas; hay que corregir los dictados, pero sobre todo hay que corregir el mundo»; de ahí nacen las historias y las rimas de este libro lleno de personajes divertidos y estrafalarios, y bastantes errores ortográficos y gramaticales.
Pero que no cunda el pánico: para corregir los errores, el «maestro» Gianni usaba una valiosa gramática de la fantasía capaz de permitirnos a todos, a través de la sonrisa, el uso total de la palabra, “no para que todo el mundo sea artista, sino para que nadie sea esclavo”.